El Inconveniente de Mr Santa Claus

Debido al suceso del año pasado, volvemos a publicar este tierno cuento de navidad...
(entre nos, la situación de los enanitos sigue igual
)



-Mamá... ¿No puedo ser enano de jardín?- preguntó un pequeño enanito- Porque mis papás siempre me dicen que nosotros somos enanos de Santa Claus...
-…
-¡Pero yo quiero ser enano de jardín, mamá!- insistió en su queja el niño-enano-de-Santa-Claus; y siguió:
-Acá es una porquería, en el polo Norte no hay nada ¡Si al menos hubiera pingüinos de esos que hay en el Polo Sur, podríamos hacernos amigos y divertirnos! Pero no, acá lo único que hay es hielo hielo y más hielo. Una vez vi de lejos al hijo de un esquimal, pero ya se lo que siempre me repiten todos y cada uno mis papás , que “No debemos juntarnos con esa chusma de color y ojos extraños”

Sin respuesta, contrariado y compungido, se arrebujó en el regazo y abrazó a esa “Madre” que no contestaba preguntas: estaba hecha de arpillera, pañolenci rojo y algodón, que los pequeños niños enanos iban usando por turno como “Cálida Madre Sucedánea”, nombre técnico que le daba Míster Santa Claus a esa muñeca.

Por alguna extraña razón, los niños-enanos-de-Santa-Claus siempre añoran a una Madre que jamás ha existido: porque se sabe que la multiplicación de enanos se produce a través de la magia del también llamado “Papá Noel”, pero sin la intervención de ninguna “Mamá Noel”.
Esa multiplicación de enanos se hace en función de la demanda de aumento de personal en sus fábricas de juguetes.
Luego deja la crianza y manutención a su personal, los enanos adultos.

Santa Claus hasta ahora no ha logrado que estos enanos obreros le nazcan ya crecidos, formato mucho más adecuado, ya que los adultos jamás se hacen preguntas que no puedan contestar.


Andrés Sobico

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