Sapo expríncipe

A ese sapo, que había sido príncipe, comienza a fallarle su noble corazón:
besar a una doncella ya le daría asquito.

A.S

Complicacioncitas.La paloma.

Una paloma blanca y equivocada entra al aula por la ventana; las nenas empiezan con el "Queee amooor", y cuando Yoni ya se está agazapando para saltar sobre ella, yo la asusto para que se vaya mientras pienso "vuela tú paloma, ¡tú que puedes!..."

A.S

Filosofía Barata para Jóvenes

Cuando te hagas La Gran Pregunta "¿Quién Soy?", toma ese pequeño libro que siempre debes tener a tu lado, ábrelo; en su primera página encontrarás una foto, la tuya; bajo esa foto hay calado un número de ocho cifras.
Ese número eres tú.

A.S

La foto tierna.

La foto era tierna.
Había en ella un adecuado aire familiar, aunque los dos protagonistas pertenecieran a especies diferentes.
Miraban al fotógrafo, cualquiera que observase la foto cruzaba su mirada con las de ese humano y esa oveja.
Los dos sonreían.
Él es Ian Wilmut, y ella Dolly; científico y clon, respectivamente.
La oveja verdadera de la que Dolly fue clonada no está en la foto, ni se sabe su nombre.
O sea, no existe.

Leyendo el epígrafe de la simpática foto nos enteramos que Dolly tampoco existe; ya que se informa que eso que acompaña en la foto al científico, esta hecho con el cuero lanudo de Dolly, el arte de la taxidermia creó un prolijo sucedáneo, decorado con un par de bucólicos ojos de vidrio.

Porque Dolly murió muy joven: envejeció prematuramente debido a fallas de
fabricación.


Andrés Sobico

La foto tierna.

La foto era tierna.
Había en ella un adecuado aire familiar, aunque los dos protagonistas pertenecieran a especies diferentes.
Miraban al fotógrafo, cualquiera que observase la foto cruzaba su mirada con las de ese humano y esa oveja.
Los dos sonreían.
Él es Ian Wilmut, y ella Dolly; científico y clon, respectivamente.
La oveja verdadera de la que Dolly fue clonada no está en la foto, ni se sabe su nombre.
O sea, no existe.

Leyendo el epígrafe de la simpática foto nos enteramos que Dolly tampoco existe; ya que se informa que eso que acompaña en la foto al científico, esta hecho con el cuero lanudo de Dolly, el arte de la taxidermia creó un prolijo sucedáneo, decorado con un par de bucólicos ojos de vidrio.

Porque Dolly murió muy joven: envejeció prematuramente debido a fallas de
fabricación.


Andrés Sobico

(la foto existe, se puede encontrar en la web)

Quirquincho. Ilustró, Eleonora Arroyo




Un quirquincho escribió su propio réquiem,
para charango y orquesta.

A.S

(¡Honor inesperado! Eleonora...gracias)

Manatíes.

Los manatíes sueñan sirenas.


A.S

Ambrose Bierce. El león y la espina.

Un león se clavó una espina en su garra mientras paseaba por el bosque, y pidió a un Pastor que pasaba por ahí que se la sacara. Así lo hizo y el león ,que acababa de saciarse con otro pastor, se alejó sin hacerle daño. Pasado unos años, el Pastor fue falsamente acusado y condenado a que lo hecharan a los leones del anfiteatro. Cuando estos se disponían a devorarlo uno de ellos dijo:
-Este es el hombre que me sacó la espina del pie.
Al oír estso, los demás se abstuvieron honorablemente y el deudor se comió al Pastor.

Filosofía Barata para Jóvenes.

Si no crees que todo está conectado todo (totalis totalum), entérate que en este mismo momento, en el río de la plata, un bagre se está atragantando con un manojo de pelos que pasaron por tu bañera.

A.S

James Barrie. Peter Pan y el nadar.

Peter no sabía nadar. Había querido aprender, pero en la isla del lago de los jardines de kensington sólo sabían nadar los patos...y eran tan estúpidos...Ellos querían enseñarle y sólo sabían decir "Te sientas en la superficie del agua de esta forma, y luego das patadas así." Peter lo intentó muchas veces, pero, antes de empezar a dar patadas, se hundía. Peter Pan pretendía en realidad saber como mantenerse en el agua sin hundirse, y ellos, los patos, le decían que era algo tan sencillo que no se podía explicar.

Hámsters. ilustró Viviana Bilotti.



Místicos hámsters, oran a sus Dioses,
haciendo girar rueditas de alambre.
A.S

Grosos. Mark Twain . El Juramento

-Bueno, hoy vamos a empezar la banda de asaltantes-dijo Tom sentado en medio de esa cueva húmeda – y la vamos a llamar la Banda de Tom Sawyer. Todos los que quieran entrar tiene que hacer un juramento y escribir su nombre con sangre.
Teníamos que jurar que íbamos a ser fieles al banda y que nunca íbamos a contar nuestros secretos, y que, si alguno hacía algo malo a uno de la banda, alguno iba a tener que matar a esa persona y a su familia, y que no tenía que comer ni dormir hasta que los hubiese matado y les hubiese clavado la cruz en el pecho. (La cruz era el distintivo de la banda). Y que nadie que no perteneciese a la banda tendría derecho a usar ese distintivo, y que si lo hacía había que demandarlo; y que si volvía hacerlo había que matarlo, directamente. Y que si alguien de la banda contaba secretos de la banda, se lo podía degollar, y luego quemar el cadáver y arrojar las cenizas al aire, y su nombre sería tachado para siempre de la lista firmada con sangre y jamás se lo volvería a nombrar, sería un nombre maldito y se lo olvidaría para siempre.
Todo el mundo consideró que era un juramento hermoso; y le preguntamos a Tom si se le había ocurrido a él solo, con su propia cabeza. Dijo que en parte sí, pero que el resto lo había sacado de libros de piratas y bandidos.

(de las Aventuras de Huckelberry Finn, trad. Graciela Montes)

Camello (problema)

Si un camello atraviesa un desierto de arena en 40 días y 40 noches.
¿Cuántas veces, en ese trayecto, preferiría ser delfín?

El animal más malo del mundo, (transcripción de una conferencia silenciada por los medios dominantes)

Existen animales buenos y existen animales malos, eso lo sabe hasta un niño/a.
Uno ve a un lobo, a un tiburón, a una araña, y sin siquiera acercarse a oler su aliento sabe que está en presencia de un animal malo.
Entre las especies de animales buenos tenemos al bambi, a los koalas y a las marmotas, sin ir más lejos.
Pero existe una especie que se hace la buena, y es un monumental fraude; es la demostración de que, con una gigantesca campaña de marketing, se puede convencer a la población mundial de cualquier cosa; sólo es cuestión de estrategia y costo.
Y nos referimos a la especie con mayor maldad en el mundo (contando en kilos).
Sí señores, ustedes ya lo sospechan, estamos hablando de las ballenas.
Las ballenas son los animales más malos del mundo, porque además de los hechos que lo prueban, ellas se victimizan arteramente, jugando con el sano sentimentalismo primate de nuestra raza.
Para empezar, denostan a esa estirpe milenaria, austera, monocroma, tan visualmente estética, envueltos en sus negros y brillantes indumentos plásticos, y nos estamos refiriendo, señores, a ese caballero de los mares, que es el ballenero japonés.
Estos científicos, aún acosados por la sed de Conocimiento, enfrentan éticamente a estas moles, con la sola arma de un pequeño arpón explosivo.
Visualícenlo en sus mentes, por un lado, un guerrero de la ciencia, de 60 kg máximo; agreguenlé 15 kg de su noble arma y estamos hablando de 75 kg; ¿Contra cuántos kilos de estas gigantes inteligentes? ¿140.000 kilos? ¿150.000 kilos?
¡Un diferencia en más de 2000 veces que la que mediaba entre el pequeño David y el gigantesco Goliat!
Y como si esto fuera poco, estos seres indeseables usan su inteligencia para idear rituales casi satánicos, reñidos con la moral: es sabido que conciben a sus crías en prácticas lujuriosas en las que participan hasta tres machos por cada hembra, y permítanme no ahondar en este tema.
Qué más podemos decir para no explayarnos demasiado, que empujan a sus crías al trabajo infantil, dejando que miles de turistas las acosen fotográficamente cuál impúdico reality; o se exhiben en desmesurados saltos, sólo por la soberbia de alardear; y luego, como para demostrar su mala educación, ante la solicitud de un retrato fotográfico ¿Qué hacen ellas? muestran su trasero como si fuera una gracia.

Pero esto no es lo peor, y vamos a decirlo de una vez: La ballena día a día asesina a millones de seres, a los que podríamos bautizar como “Los más buenos del mundo”.
Y nos estamos refiriendo al genocidio del krill.
El krill es un pequeño y simpático crustáceo, algo así como el pariente algo tontín y discriminado del cangrejo.
¿A qué se dedica el krill? Básicamente a no hacerle mal a nadie, flotan por millones al ritmo de las mareas; y ellos allí, conversando sobre el tiempo, compartiendo la buena onda de estar juntitos, nunca un sí ni un no, moviéndose en masa a la deriva , mirando cada uno para su lado, tan buenos…tan…humanos.
Hasta que llegan ellas…

(En este punto al conferencista A.S se le quebró la voz, ni siquiera pudo terminar con un “Buenas Noches”)

Quirquincho

Un quirquincho escribió su propio réquiem
para charango y orquesta.

A.S

Feo, el Patito.

Con sus patitas ya sangrantes de tanto caminar, Patito Feo se sentía en el centro de la oscuridad de esa noche. Buscó refugio bajo una planta de cardo, al borde de una laguna que olía como el interior de un surubí. Había huído durante horas: tan ancha y alta había sido la discriminación recibida de los que se decían sus hermanitos.

-Buenas noches...- escuchó sobresaltado; era una voz extraña, cascada y joven a la vez.
Patito no contestó, tratando de pasar desapercibido, ¿debía responder? ¿o hacer como que no existía?
-Buenas noches...- repitió la voz a su lado- Se que estás ahí aunque no te veo, porque se escucha tu continuo lloriqueo lamentoso.

Patito se quedó patitieso, ¿debía insistir en su mudez?, si él hablaba ¿el dueño de esa voz podría saber donde estaba y así comérselo de un solo bocado?; ¿o hacerle algo peor aún?

La noche era negra como la pupila del ojo de un águila, como la sombra de una víbora de cascabel.
La voz le dijo:
-Se que sos un patito porque sollozás cuaqueantemente; yo me llamo Roldín y soy un sapito, ¿vos como te llamás?

Al darse cuenta que el que estaba ahí a su lado era un sapo chiquito como él, se animó a hablar:
-Feo- dijo.
-Pero yo te pregunté tu nombre, yo me llamo Roldín, ¿vos como te llamás?
-Yo me llamo Feo.
-¡Pero eso no es un nombre!- insistió el sapito.
-No se si será un nombre o no, a mí me llaman así desde que nací.
(...)

(primer párrafo del cuento Feo, El Patito, de la serie "Cuentículos Incorrectus"; aún inédita)

Mr. Hamelin

Ratas. Cientos de ratas, todas albinas, blancas; de ojos rojos y largas colas rosadas.
La Ciudad Laboratorio estaba infestada de esas ratas.
-Ciudad infestada- decían los Científicos, a los que les había fallado el experimento.
-Ciudad liberada- decían las ratas.

Dos años atrás, toda la Ciudad Laboratorio se había dedicado a una sola investigación, a un solo experimento, producir una píldora que eliminara la tristeza.
-Es el mal de la época, una gran oportunidad de negocios- decían los de Marketing.
-La depresión y la tristeza debe se tratada como una enfermedad- decían los Doctores.
-Podemos inventar la hormona sintética exacta que quite la depresión como si quitara los hongos de los pies- decían los Científicos - sólo tienen que darnos mucho dinero para comprarnos cientos y cientos de ratas blancas de laboratorio.
-¡Cientos y cientos de ratas!- exclamaban los Dueños de la Ciudad Laboratorio- ¿y para qué quieren que les demos tanto dinero para comprar tantas ratas?
-Señores, las necesitamos para la Fase Uno- los Científicos les explicaban con mucha paciencia, después de todo, los dueños de la ciudad eran los que les pagaban el sueldo
-Es que vamos a empezar a suministrarle a las ratas nuestro medicamento experimental, a esa etapa de la investigación se le llama Fase Uno, sirve para estudiar si el medicamento está aplicado en las dosis correctas, y por si se producen efectos colaterales indeseados.
-Entendemos- decían los Dueños – creyendo que iban entendiendo.
-Es para que vayan muriendo sólo ratas en el experimento, y no personas, cuyos parientes después podrían hacernos juicio- decían los Abogados.
-¡Exacto!- decían los Científicos con tal que les dieran el dinero, comprarse las ratas, y probar su píldora experimental.
-¡La Ciencia avanza a pasos agigantados!- decía la Radio- ¡ahora existe la píldora contra la tristeza!-
-Contra la depresión- corregían los doctores de saco y corbata que salen hablando por la televisió.; y volvían a explicar todo eso de la Fase Uno y los posibles efectos colaterales.

Pero algo falló; mejor dicho, todo falló.
En la primera etapa murieron como 90 ratas, pero eso era lo esperado, para eso tenían tantas ratas con las que probar.
Lo que falló fue que el remedio produjo una anomalía cerebral, un pequeño tumor intracraneal, cuyo efecto colateral impensado fue que las ratas comenzaron a pensar, y a tener conciencia de sí mismas.
(..)
Andrés Sobico


(Pág. Uno del cuento Mr. Hamelin, del libro "Caperucita Verde y otros clásicos recargados", ed. Norma-Kapelusz sello Siete Vacas

Ambrose Bierce. Diccionario del Diablo (1911)

Plagiar: Asumir el pensamiento o el estilo de otro escritor, a quién uno jamás ha leído.

Sapo

El pequeño sapito
no podía entender
que semejante batracio
fuera su padre.

Una Oración a la Bandera

Bandera mía celeste y blanca
con los colores que el Cielo te dio.
Cobíjanos a todos por igual,
protégenos de la discriminación
la violencia y la mentira.
Para que, bajo tu manto,
germinemos fuertes y justos.
Que tu sol ilumine nuestros
corazones y nuestras mentes.
Porque sólo el saber nos hará libres